Rewind


18 de octubre. Saariselka (Finlandia) - Arvidsjaur (Suecia otra vez) 659 kms
1º C




Seguía rodeado de hielo y nieve a las 6 de la mañana. El termómetro marcaba 1º C. Repaso la previsión climatológica. El tiempo me va a respetar en la jornada de hoy de aquí a Nordkapp, pero mañana va a ser complicado salir de allí, frío y mucha nieve. A través de los foros mis amigos me envían ideas y ánimos... hay que tomar una decisión... difícil decisión.
Sin haberla tomado, cojo mis bártulos y voy a por la moto.








Muchos resbalones después, llego hasta mi impaciente y fiel montura. Intacta.
Como si de un ritual se tratara, Simba vuelve a arrancar al segundo intento. ¡Qué moto más buena, oiga!
Miro alrededor, repaso los últimos 100 kms de ayer y recuerdo que, yo no he venido hasta aquí para hacerme una foto con una bola metálica, sino por el viaje en sí. Cierto es que me hubiera encantado hacerme esa foto y que, probablemente, algún día la haga pero, no al precio que exige el riesgo de circular en esas condiciones y mucho más, las que habrá mañana.











Más de uno se decepcionará con esta decisión pero mis padres están contentos y me volverán a dejar salir de viaje con la moto. Y eso e s lo que cuenta.
Con una extraña sensación enfilo la moto hacia el sur, por donde vine.
No se puede ir mucho más rápido que ayer. Se me vuelven a cruzar unos renos por la carretera. Paro como puedo. Ni se inmutan. Van a su bola, como en "doctor en Alaska", despacito, ignorándome. Llega un camión, frena, les pega un bocinazo, se van y él también.
Yo me quedo allí, en silencio, ensimismado. Llevo 4900 kilómetros de viaje y, juraría que no he escuchado una bocina desde que crucé los Pirineos. Qué uso tan distinto del mismo instrumento en unas culturas u otras.
Algunos kilómetros después veo un accidente tremendo de un trailer que ha hecho la tijera. Sigo circulando con mucha precaución.
Comienza a llover y poco a poco van desapareciendo hielo y nieve. Cuando vuelvo a llegar al círculo polar ártico decido parar y entrar en calor. Me encuentro con mi amiga de ayer y me dedica una gran sonrisa. Acababa de ver el accidente del camión por televisión y estaba preocupada por el loco español. Bueno, sigo vivo, le dije, y me fui a hacer fotos con la imaginaria línea, un pie aquí y otro allá y esas cosas.
¡Qué risas!















Y me volví a ir de un sitio tan chulo.
Vuelvo a Suecia para intentar llegar a Noruega a través de Kiruna.
Que ni lo intente.
Bueno, me voy olvidando de ver el norte de Noruega.
Me voy a Bergen, no sé por dónde.




Cuando dejó de llover llegó la niebla. Mucha niebla. Bueno, pues seguimos caminando con cuidado.
Cuando se disipó la niebla, apareció el viento. Mucho viento. Empiezo a pensar en un puente largote, largote que, si no recuerdo mal, tendré que cruzar en unos kilómetros. Como siga soplando el viento así de fuerte estoy seguro de no poderlo cruzar.
Sigue soplando pero encuentro un cruce que en vez de seguir la costa va hacia el interior de Suecia. Vale, voy.
Mola el interior de Suecia








A eso de las 3 comienza a ponerse el sol… larguísima y bendita puesta de sol. Me levanta el ánimo. Conduzco por un pequeño puerto de montaña (con curvas de autopista). Vuelve a desaparecer el tráfico, vuelve a aparecer la nieve en el arcén, vuelven a aparecer hermosos y silenciosos lagos bajo un cielo enorme…

Vuelvo a disfrutar, muchísimo, de la conducción a estas horas, como si uno se hubiera colado, por algún resquicio, en un lugar donde no hay motos






Y al irse el sol, llegó el frío (más) y con el frío llegó el hielo en medio de la calzada (¿otra vez?). La historia se repite y vuelvo a pasarlas canutas aunque, esta vez, sólo 35 kms. Una horita de plegarias convencido de que antes o después terminaré en el suelo.
No llega ese momento y sin embargo llego yo a un pueblo en mitad de la nada que, al menos, además de lago, tiene hospedaje.




Me hago fuerte en la sauna. Hoy he vuelto a conducir con mucha tensión: a primera hora por el hielo, después por niebla, más tarde por el viento y, finalmente, por el hielo de nuevo. Casi puedo decir que mi mejor momento era cuando llovía y hacía 3º C
Bueno, y la puesta de sol, claro.
Al salir de la sauna veo una piscina con una pinta extraña pero chachi. Venga, un bañito. Cuando me voy a tirar de cabeza veo una señal que prohibe hacerlo. Freno y me acerco. Es una advertencia de que el agua está a 0ºC... rayos y truenos, he vuelto a nacer.




Doy una vuelta por el pueblo (ya vestido, digo) y decido darme un homenaje culinario. Una camarera me dice que ha trabajado en Barcelona y se llama Frida, como el cuadro de mi cuaderno de bitácora. Vale, pues sírveme lo más típico del lugar.
Trae un pescado cuyo nombre en castellano no recuerda. Resultó ser bacalao. Un extraordinario y suculento bacalao.
Mientras doy buena cuenta del pez me planteo qué hacer mañana. Si sigo por la ruta que ya he comenzado, iré por carreteras secundarias... y ya he comprobado cómo se mantiene en otoño la red viaria de los suecos que no sea principal... Además, esto no es como en España donde, si te pilla una ola de nieve, puedes quedar incomunicado algún día pero, se pasa pronto. Aquí, como ellos mismos dicen, puedo esperar a que llegue la primavera... je, qué chispa tienen estos escandinavos.




Y allí, en el centro de Suecia, pensando en la razón por la que, a pesar de todas las calamidades que había sufrido a lo largo de la jornada, seguía sonriendo, llegué a la conclusión de que mola llegar a Arvidsjaur, en moto, en otoño.
Chachi, pensé.
Y me dormí.


2 comentarios:

  1. Por que no te bañaste en la piscina, segun dicen, es buenisimo para la piel darse un baño con agua fria despues de la sauna.

    UVESSSS

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  2. Me metí hasta la cintura y salí pensando en que al resto de la piel no le importaría tanto
    ;-)

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